De la diligencia al bus actual: la increíble historia del autobús

De qué hablamos cuando hablamos del primer bus de la historia, ¿del primer ómnibus tirado por caballos?, ¿de los primeros autobuses a vapor?, ¿o del primero que funcionó a gasolina? El viaje de hoy trae curvas y mucha historia, ¿nos acompañas?

El primer paso: los caballos

Si habéis visto alguna película de vaqueros sabréis de qué os hablamos. Mucho antes de que existieran los motores y las estaciones ya se llevaba eso de compartir viaje. En el siglo XVII, en Francia, empezaron a circular unas carretas grandes llamadas “carrosses à cinq sols” (carros de cinco sueldos), que venían a ser las primeras versiones primitivas del autobús: compartidas, con rutas fijas y ¡hasta horarios!

Por supuesto, no eran precisamente cómodas. Imagina el traqueteo por caminos de tierra, sin suspensión y con un frío que pelaba en invierno… Pero eran revolucionarias, por primera vez, la gente corriente podía viajar sin tener caballo propio. ¡Una especie de BlaBlaCar del siglo XVII!

¡Llega el motor!

No fue hasta 1820-30 cuando los primeros autobuses a motor empezaron a asomar la nariz, aunque aún eran de vapor. Sí, de vapor, como los trenes de la época, con todo lo que eso conlleva: ruido, humo, y más vibraciones que en un concierto de rock.

Pero la gran revolución llegó en 1895 en Alemania, cuando la empresa Benz (sí, los de Mercedes) presentó el primer autobús motorizado de gasolina. Tenía espacio para ocho personas y parecía más una furgoneta con complejo de tranvía, pero fue el principio de todo.

Pero, ¿cuándo pasó este transporte de ser una rareza a convertirse en parte de nuestro paisaje y vida diaria? Para llegar a esto nos plantamos directamente en el siglo XX.  

El transporte que acercó el mundo

¿Qué trajo consigo este gran invento? En las ciudades, ayudó a descongestionar el tráfico y en los pueblos, conectó a la gente con centros de trabajo, hospitales y escuelas. Básicamente, acercó el mundo.

Se pasó del motor de gasolina al diésel y los diseños se volvieron cada vez más robustos, cómodos y seguros. Aparecieron los autobuses de dos pisos (esos que Londres ha hecho famosos) y los articulados.

En Linecar, formamos parte de esta historia en movimiento y no podríamos estar más encantados. Y, tú, ¿cuál es el primero bus que recuerdas?

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