¿Ya has disfrutado las vacaciones del verano y estás preparando tu próxima escapada otoñal? Perfecto, porque la vuelta a la rutina se hace mucho más llevadera si fijamos en el horizonte un nuevo viaje, aunque sea cortito. Y es que un fin de semana puede resultar perfecto para explorar una ciudad pequeña, descubrir un pueblo con encanto y disfrutar de los placeres locales.
El otoño, además, con su manto de hojas, sus colores rojizos y su olor a uvas, membrillo es una estación que nos regala paisajes de ensueño. Además, y no menos importante, hasta la llegada del invierno el calendario nos obsequia con algún que otro festivo laboral que, con suerte, quizá te permita un viaje un poquito más largo. Solo queda una pregunta, ¿qué destino elijes? Por si no lo tienes claro, aquí van un par de ideas:
El Bierzo
No queremos pecar de presuntuosos, pero puede que el otoño sea la estación perfecta para conocer o reconocer esta tierra mágica. El clima aún será suave, los montes mudan las tonalidades y es el momento ideal para disfrutar de algunas de sus delicias gastronómicas más reconocidas.
Castañas, pimientos asados, manzanas reinetas… ¿y un botillo con cachelos? Porque dejando atrás los calores del verano, no hay plato más reconstituyente después de un buen paseo.
El Valle del Silencio, el Alto Sil, el valle de Ancares, Las Médulas, no te bastará solo una visita para recorrer esta comarca infinita.
Peñafiel
Comer bien y beber mejor en un enclave coronado por un fastuoso castillo reconvertido en emblema del enoturismo. Cuna del Ribera del Duero, Peñafiel es un precioso pueblo con multitud de iglesias, puentes y restos de muralla, conventos, palacios, la Torre del Reloj y una de las primeras plazas mayores de espala, la plaza del Coso.
El Castillo, imponente fortaleza medieval con apariencia de buque y declarado monumento nacional en 1917, alberga hoy el Museo Provincial del Vino, de visita ineludible.
Peñaranda de Bracamonte
Famosa por una gastronomía en la que destacan los postres, el Tostón, un delicioso cochinillo asado perfecto para darte un buen homenaje, las perdices y el guiso de patatas, arroz y bacalao, esta localidad salmantina que casi linda con Ávila, ofrece al visitante un recorrido cargado de historia.
Imperdible es su casco antiguo con sus tres plazas porticadas, la Iglesia de las Carmelitas con su colección de pinturas y bronces napolitanos, la iglesia parroquial de San Miguel, la Ermita del Humilladero, el Teatro Calderón o la antigua cárcel.
¿Y quieres conocer el auténtico ambiente local? Acude puntual a su tradicional mercadillo de los jueves, un punto de encuentro para sumergirte en el auténtico espíritu del municipio.